Una de las cosas que hemos descubierto en nuestro blog de restauración a lo largo de todos estos años es la paulatina pérdida de presencia de algunos muebles en nuestros hogares. Algunos ejemplos son los baúles o los buros, pero existen muchísimos más. Es bastante triste y debemos ponerlos en valor porque en muchas ocasiones pueden aportar muchísimo a una sala. Las que no lo necesitan, porque siguen siendo esenciales, son las sillas. De hecho, ya vimos aquí cómo restaurar sillas antiguas. ¿Ampliamos un poco?
Reparación de sillas de anea
En este artículo de hoy no queremos ampliar contenido profundizando en la restauración de sillas antiguas genérica, sino concentrándonos en la restauración de una variedad concreta de silla. Ya lo hicimos también en nuestro otro post titulado Sillas isabelinas restauradas, una variedad preciosa que poco a poco se está recuperando del parcial olvido al que habían sido sometidas. Y, en esta ocasión, vamos a centrarnos en otras sillas algo olvidadas como son las sillas de anea. ¿Quieres saber cómo restaurarlas?
Bueno, lo más importante en estos casos, siempre lo decimos, es proporcionarle una restauración a medida que tenga en cuenta las circunstancias concretas de cada silla. Después de todo, podemos encontrarnos esas sillas en estados muy variados. Por lo general, es bastante habitual encontrarlas con varias capas de pintura y algunos desperfectos. Para restaurar sillas de anea deberemos primeramente reparar dichas capas y dar una solución a los deterioros que pudiera presentar. Acompáñanos un poquito más.
Arreglar sillas de anea
Vayamos con lo primero: eliminar las capas de pintura y acabado que pudiera presentar. Para ello, debemos retirar el asiento de la estructura troncal de la silla. De esa manera podremos acceder a todos los rincones. Y cuando lo hayamos hecho deberemos comenzar a decapar con una pistola de calor. Es una manera sencilla y muy efectiva de que tanto la pintura como los acabados salgan rápidamente. Cuando hayamos terminado, y para continuar de arreglar las sillas de anea, tendremos que lijar su superficie.
Así conseguiremos retirar los restos que pudieran quedar de pintura y, además, aportaríamos una suavidad a la superficie ideal para los posteriores tratamientos de restauración. Es el momento de reparar las sillas de anea para solucionar los pequeños desperfectos que pudiera tener. En el caso de tratarse de agujeros que quedan feo, podemos usar masilla especializada para cubrirlos. Posteriormente, con la capa de pintura que implementemos, resultarán imperceptibles. Pero antes debemos hacer otra cosa.
Reparar sillas de anea
Está bien: tenemos nuestras sillas de anea lijadas, suaves y con los desperfectos reparados. Es el turno de la encolada. Gracias a este procedimientos le proporcionaremos más resistencia a la superficie y, por lo tanto, una mayor durabilidad a nuestras sillas de anea restauradas. Tendremos que dejarlas descansar para estén secas y, solo entonces, podremos proceder a pintarlas. Aquí la selección de colores es muy personal, pero la clave está en hacerlas encajar con los entornos en los que quedarán ubicadas.
¿Ya hemos terminado? En realidad podemos hacer un poquito más. Además de encordarla con algodón, que resulta bastante interesante, podemos decapar ligeramente la capa de pintura anterior y añadir otra mucho más oscura para generar contraste. Es un procedimiento que se realiza para obtener sillas restauradas con un aspecto ligeramente envejecido. Un estilo vintage estratégicamente premeditado. Pero en la reparación de sillas de anea, como en todo lo demás, es cuestión de gustos. ¡Aquí estamos si nos necesitas!