La multiplicación de muebles de melamina durante los últimos años es más que evidente. Tanto en las tiendas de muebles como en los hogares. Los fabricantes están muy interesados en este material porque resulta bastante fácil de trabajar. Los consumidores, porque es un material bastante más económico que la madera y, por tanto, pueden amueblar con bastantes menos recursos. Y es que, en líneas generales, la melamina aporta una fantástica relación calidad/precio. Su resistencia y durabilidad son sorprendentes para los costes que conlleva.

Por otro lado, y por citar algunas otras ventajas, la melamina es un material impermeable. Esto supone que, salvo que los muebles de melamina tengan grietas por donde pueda penetrar el agua, son totalmente inmunes al efecto de la lluvia. Como podéis imaginar, esto los convierte en muebles estupendos para los espacios exteriores, como los patios de las casas o las terrazas de los restaurantes. Si tú ya fuiste seducido por sus encantos y los tienes en casa, quizá te preguntes cómo pintar muebles de melamina. Y en eso vamos a enfocarnos hoy.

No obstante, y antes de hablar de la pintura para melamina, consideramos necesario entender en qué consiste realmente este material de fabricación. ¿Nos acompañas?

¿Qué es la melanina?

De forma resumida, la melamina es un compuesto orgánico. Cuando se mezcla con otros materiales genera unos materiales muy resistentes englobados dentro del término de resina melamínica. No obstante, y cuando decimos “muebles de melamina” nos referimos a los muebles fabricados a partir de tableros derivados de madera y cuya cubierta es de esa resina melamínica mencionada anteriormente. En otras palabras: la melamina es una capa de plástico que recubre la madera interna. Juntas, melamina y madera, crear estos muebles tan populares.

Además, y dentro de los materiales de melamina que se utilizan para recubrir los muebles, encontramos varias opciones. Las más frecuentes son el aglomerado, muy barato y no tan resistente, y los tableros de fibras de baja, media o alta densidad. Son algo más caros y, en función de esa misma densidad, más o menos resistentes. Ambos materiales pueden encontrarse también en versiones ignífugas e hidrófugas, lo que supone una elevación de los costes. Conocer estos datos es muy útil cuando vamos a lanzarnos a restaurar muebles.

Una vez dadas unas pinceladas básicas sobre la melamina, es hora de enseñaros a dar otras pinceladas. Dicho de otro modo: es hora de enseñaros a pintar un mueble de melamina.

Pintura para melamina

La melamina es una superficie poco adherente, lo que implica muchas dificultades para la fijación de la pintura. Por eso es necesario seguir unos procedimientos especiales a la hora de pintar muebles con superficies de este material. En primer lugar, y como siempre –no nos cansamos de repetirlo- habrá que preparar el terreno dando lijar y limpiar concienzudamente el mueble. Seguidamente, recomendamos darle una capa de imprimación para facilitar que la pintura para melamina se adhiera con mayor facilidad a la superficie del mueble.

Una vez tenemos imprimida la superficie, llega el momento de aplicar la pintura propiamente dicha. Puedes usar pintura convencional, pintura de laca e incluso pintura de pizarra si deseas darle un toque más mágico al mueble. Nosotros recomendamos pintar con esmalte al agua, ya que resultan menos tóxicos. Ah, y cuando hablamos de pintura convencional, hablamos de pintura convencional para muebles. Nada de pintar con pintura de pared. Y, una vez seca la primera capa, deberemos darle una segunda capa. Cuando esta se seque, ya lo tendremos listo.

Siguiendo estos pasos con cuidado, podrías pintar muebles de cocina de melamina, muebles de baño de melamina y cualquier otro tipo de mueble revestido con este material tan versátil.