¿Tienes una bonita terraza en casa? ¿O un patio interior repleto de sol? Eres muy pero que muy afortunada. Pero no solo porque puedes disfrutar del aire fresco, leer tumbadita al atardecer o tener maravillosas comidas en los meses más calurosos del año. También porque, y aquí entra nuestra inevitable pasión por la restauración y por la decoración, puedes diseñar espacios exteriores realmente espectaculares. Una mesita de madera por allí, una coqueta hamaca por allá, unos muebles para plantas más allá. Y sí, unos cómodos sillones de mimbre.
Muebles de mimbre
Los muebles de mimbre son uno de los tipos de muebles más recurrentes en exteriores. En concreto, provienen de una palmera trepadera de origen tropical y tienen unas características excepcionales. Por ejemplo, una gran capacidad de resistencia. Una propiedad que, combinada con su tremenda ligereza, resultan en un material muy ventajoso. Así, los muebles de mimbre son fáciles de transportar de un lado a otro. Algo muy común en las zonas exteriores donde suele haber mucho movimiento y visitas. Y, al mismo tiempo, resisten mucho ese traqueteo.
Por otro lado, cuentan con otra gran ventaja. Quizá no para nosotros directamente, pero sí para la sostenibilidad de nuestro planeta. Y es que el mimbre es una de las maderas con la tasa de renovación más alta que existen en la actualidad. En concreto, una media de entre cinco y siete años. De esa manera, evitamos tener un impacto muy intenso y de larga duración en el medio ambiente. Por otro lado, extraer dicho material para fabricar muebles de mimbre requiere muy poquita tecnología. Eso, a su vez, vuelve a ahorrar recursos a nuestro planeta.
Restaurar sillas de mimbre
Sin embargo, y pese a la enorme resistencia de las sillas y sillones de mimbre, el tiempo pasa factura. Siempre. Los muebles de mimbre, expuestos a las condiciones ambientales del exterior y al uso continuado, terminan por perder algunas de sus propiedades elementales. Pero tranquilas, porque, como todos los demás muebles de este mundo, los muebles de mimbre también pueden restaurarse. Solo tenemos que detectar exactamente cuáles son sus principales problemas y aplicar las técnicas de restauración adecuada. ¡A nosotros nos encanta!
Imaginemos, por ejemplo, que muchas de las fibras de mimbre de nuestro mueble se han soltado o deteriorado. Lo que haremos será, ante todo y como siempre, limpiarlo adecuadamente. Paso ineludible. Luego mezclaremos un poquito de amoniaco con agua, impregnaremos un trapo con esta mezcla y lo pasaremos por los sillones de mimbre que queramos restaurar. Eliminamos las fibras rotas y añadimos fibras nuevas trenzándolas con todas las demás. Cuando lo hayamos realizado, aplicaremos dos capas de barniz para devolverle todo el brillo.
Sillones de mimbre pintados
Por supuesto, los sillones de mimbre pueden presentar muchísimos otros desperfectos. Aquí únicamente hemos hablado acerca de uno, pero todos tienen solución. Es lo bonito de esta profesión: no importa lo complicado que parezca, siempre puedes restaurar las sillas de mimbre o los sillones de mimbre que tengas por ahí. Es más, si tienes alguna duda acerca de tu mueble de mimbre y necesitas consejos, puedes ponerte en contacto con nuestro taller de restauración y te ayudaremos encantados. Siempre hay una solución. Solo necesitamos motivación y tiempo.
Pero también hay otro escenario posible. Que tengas una bonita zona de exterior en casa, quieras decorarla con preciosos sillones de mimbre y no tengas ninguno. En ese caso, volvemos a recordarte que las puertas del Rincón de mi Taller están siempre abiertas para ti. Contamos con toda clase de sillones de mimbre, incluidos sillones de mimbre pintados. Además, también diseñamos y fabricamos muebles de mimbre personalizados. Si vienes a nuestro taller y no encuentras lo que buscas, lo creamos para ti. Demasiado fácil, ¿verdad?