Las maderas son materiales relativamente vulnerables. Después de todo, son naturales, combustibles, porosos, deformables y comestibles para algunos insectos como las termitas o la carcoma. De esta última amenaza ya os hablamos en otro de nuestros artículos acerca de qué es la carcoma y cómo detectarla. Sea como sea, proteger la madera de los muebles es imprescindible para que conserven todas sus prestaciones estéticas y funcionales. Y, en ese sentido, las mejores soluciones son los diferentes acabados que tenemos a nuestra disposición.
Acabados como la goma laca, la cera o el barniz. Este último es, sin ninguna duda, uno de los mejores acabados. Sus componentes incrementan muy considerablemente la dureza y resistencia superficial de la madera. De esta manera, la protege contra las rozaduras y los golpes que tienen lugar durante el uso normal del mueble. Pero es que, además, la laca para madera funciona también como protector frente a la humedad. Es decir, evita que las gotas de agua penetren al interior del mueble y estropeen la madera. Es, por tanto, un elemento fundamental.
Ahora que lo sabes, probablemente la próxima vez que restaures un mueble querrás aplicarle una buena capita de barniz. Sin embargo, en ese momento se te planteará una pregunta muy importante: ¿tiño primero la madera del mueble para aplicarle posteriormente el barniz o empleo directamente un barniz con color? Todo dependerá, en última instancia, de las necesidades que tengamos. Pero, desde luego, el a menudo desconocido barniz para madera de colores es una muy buena opción para quienes busquen, ante todo, comodidad.
Colores de barniz
El barniz para madera de colores está disponible en el mercado en varios colores diferentes. Además, tenemos la posibilidad de comprarlo con hasta tres acabados diferentes. ¿Cuáles? El brillo, el satinado y el mate. Como ya imaginaréis, la elección de uno u otro deberemos realizarla en base a nuestros gustos, así como a la decoración general en la que emplazaremos el mueble. Eso sí, y compremos el que compremos, tendremos que aplicar antes un tapaporos para conseguir que el tintado y el acabado se extiendan homogéneamente por toda la superficie.
En cuanto a las ventajas de los colores de barniz, en lugar del teñido y posterior barnizado clásico, encontramos la ya citada comodidad. Al fin y al cabo, tan solo tenemos que aplicar un producto, en lugar de dos. Algo parecido ocurre con la siguiente ventaja: el precio. Al tratarse de un solo producto, y no dos, ahorraremos dinero en todos los casos. Por el contrario, sus principales desventajas serán una menor capacidad tanto de teñir como de darle brillo, satín o mate a la superficie. Una diferencia no muy significativa, pero existente, al fin y al cabo.
Por todo ello, los barnices de colores suelen ser bastante más útiles cuando buscamos comodidad, velocidad o ahorro. Para quienes andan aprendiendo a restaurar, son una opción magnífica para saltarse unos pasos y lidiar con menos dificultades. No obstante, utilizar primero un tinte y posteriormente un barniz convencional aporta muchos beneficios. Por ejemplo, hay más variedad de colores en los tintes que en los barnices de colores. Y esto, para quienes quieren más versatilidad, es un factor muy pero que muy importante.
Cómo barnizar madera
Independientemente de que elijamos un barniz tintado o un barniz convencional, es bastante probable que estés preguntándote cómo barnizar la madera. Haremos un repaso rápido. Primero, quita todo aquello que estorbe, como pomos, adornos y demás elementos. Ponte unos guantes, toma una brocha de tamaño medio y comienza a aplicar el barniz en el sentido de las vetas de la madera. Cuando lo hayamos hecho, lo dejaremos secar para luego lijar la superficie del mueble suavemente y, finalmente, aplicarle una segunda capa de barniz.