Hay algunos muebles que, desgraciadamente, están desapareciendo de nuestras casas. Y no porque no sean útiles o resulten poco estéticos, sino porque la decoración moderna ha encontrado otras soluciones alternativas. Para nosotros, amantes empedernidos y sin solución de los muebles estilo vintage y la decoración vetusta, la elección está clara: los traeríamos de vuelta a todos. A los baúles antiguos, los sillones balancines y las alacenas, por citar solo algunos de ellos. De estas últimas, las alacenas de cocina, es precisamente de las que hablaremos hoy.

 

Alacena de cocina

Antes del siglo XX, la alacena era un espacio de almacenamiento y no un mueble propiamente dicho. Se trataba de un hueco perpetrado en un muro donde se almacenan todo tipo de objetos, sobre todo aquellos relacionados con la cocina: la vajilla, la cubertería, la mantelería… Para mantenerlos protegidos, se añadía una o varias puertas al hueco de la pared, proporcionando un mayor aislamiento. También se añadían baldas al interior del hueco de manera que pudiera organizarse mejor todo cuanto se colocaba dentro. Eran muy populares en aquella época.

Sin embargo, aquellas primeras alacenas para cocina tenían una enorme desventaja: no permitían cambios de localización cuando era necesario. En el caos, por ejemplo, de querer cambiar la disposición de la cocina por una cuestión meramente decorativa, no se podía jugar con la alacena. Estaba ahí fija, inalterable. Así que los artistas de la época comenzaron a desarrollar alacenas de madera portátiles. A diferencia de sus antecesoras, estas eran mucho más amigas de los cambios. Podían ser trasladas de un lugar a otro e incluso colgarse de las paredes.

Con el tiempo, ese mueble se convirtió en un must have de la decoración de los hogares. Se volvió bastante difícil encontrar una cocina que no tuviese una alacena para almacenar la vajilla, la cubertería y la mantelería. Además, también empezaron a ubicarse en los comedores. En esos casos, la parte inferior de la alacena se utilizaba para almacenar esos elementos de cocina, mientras que la parte superior cumplía funciones más decorativas. Cuadros o libros eran los elementos más habituales. Y así fue como llegó la alacena de cocina hasta nosotros.

 

Mueble alacena para una cocina vintage

Por desgracia, la vida contemporánea ha traído consigo una disminución general de los metros cuadrados de las viviendas que ocupamos. Esto nos ha llevado a optar por elementos que optimicen al máximo el espacio. Es aquí, precisamente, donde la alacena ha ido perdiendo protagonismo frente a los típicos muebles anclados a la pared de la cocina. Y lo entendemos. El espacio es primordial para sentirse cómodos en una casa. Las alacenas pueden resultar algo más conflictivas cuando disponemos de cocinas o comedores muy, muy pequeños.

Sin embargo, todo cambia cuando disponemos de una vivienda con cierto espacio. Porque estéticamente, nadie puede dudarlo, una alacena vintage es insuperable. Acompañada de una decoración general vintage y llena con vajillas, cuberterías y mantelerías vintage, conseguimos un ambiente de época precioso. Uno que nos transporta a una época más sencilla. En ese sentido, las casas rurales son aún más idóneas para estos muebles. A una cocina rústica le viene como anillo al dedo una bonita alacena comandándola. ¿Puedes imaginártelo?

 

¿Dónde comprar alacenas para cocina?

¿Te gustaría tener una alacena? ¿Volver a sentir lo que sentías cuando entrabas a la cocina de tus abuelos? No es necesario resignarse: hay muchos lugares donde comprar alacenas para cocina. Y el más cerquita de todos lo tienes justo aquí. En El Rincón de mi Taller tenemos alacenas estilo cocina años 50, alacenas estilo cocina años 60 y muchas otras más. Además, y si no encuentras lo que buscas en nuestra tienda, lo fabricamos a medida para ti. ¿Podría ser más fácil?